Relajación en 8 minutos
Ya sabes que el bebé percibe perfectamente tu estado emocional.
Si estás tranquila, él lo notará y se relajará también. Antes de coger al niño conviene, por tanto, que te sientas relajada. ¡Cuántas veces tratamos de calmar a un bebé y al ponernos más nerviosos el niño se excita más! Sin embargo, lo coge otra persona y consigue en pocos minutos dejarlo profundamente dormido.
Para las madres que trabajan o que siempre están con prisa vamos a explicar cómo tranquilizarse en tan sólo ocho minutos. A medida que lo vayas practicando, te será más fácil y lo podrás incluso aplicar a otras situaciones.
Siéntate en un sitio de la casa donde sepas que nadie puede interrumpirte; no importa dónde sea; cierra la puerta y desconecta el teléfono, o bien colócate tapones en los oídos en caso de necesidad.
Son tan sólo ocho minutos; debido a su corta duración, es necesario que las condiciones para realizarlo sean las mejores.
Sentada de la forma en que te encuentres más cómoda, cierra los ojos y observa durante un segundo la posición de tu cuerpo, tratando de aflojar las tensiones. Para ello harás un inventario corporal mentalmente: cabeza, cuello, mandíbula, boca, garganta, lengua, orejas, globo ocular… Para facilitar el contacto con las partes mencionadas. A medida que las vamos nombrando podemos ir tocando.
Seguimos por los hombros, brazos, codos, antebrazos, muñecas, manos y dedo por dedo, tomando conciencia de nuestro cuerpo, hasta que se aflojen las tensiones.
Una vez terminado el inventario corporal haremos de tres a seis veces técnicas de respiración con el siguiente ritmo: tomar el aire mientras contamos hasta cuatro, retenerlo hasta contar dieciséis y expulsarlo contando hasta ocho. La mente debe estar sólo observando el cuerpo (la presencia o la ausencia de tensión) y el ritmo de la respiración.
Al terminar la respiración, abrimos los ojos lentamente mirando a nuestro alrededor, volviendo a tomar contacto con el medio ambiente.
Ahora estamos en condiciones óptimas para acercarnos al bebé, jugar con él, amamantarlo o darle un masaje.
Observa si tu bebé es tranquilo o nervioso:
a) En caso de niños nerviosos o tensos, usaremos movimientos lentos, manos suaves y ritmo tranquilo. Con la voz utilizaremos un tono suave.
b) En caso de niños excesivamente tranquilos y de tono muscular bajo, les hablaremos con voz más fuerte, cara muy expresiva y sonriente; les daremos palmaditas sobre el cuerpo animándoles permanentemente. Utilizaremos preferentemente los ejercicios más activos.