Los estudios recientes han provocado un abrupto estallido
en nuestra comprensión del desarrollo infantil.
Lo que nos dicen es que los bebés
sienten, piensan,
hacen, aprenden e imaginan mucho más
de lo que nosotros hubiéramos podido soñar,
y se comunican permanentemente a través del lenguaje no verbal con gestos,
sonidos y movimientos.
Disponen de una capacidad comunicativa creativa diferenciada de lo verbal.
Con talento y con afán de superación nos dedican su intención de “ser entendidos”
mediante el diálogo corporal.
El libro que hoy nos ocupa es tan útil como enternecedor, y lo consigue gracias a su esfuerzo por aunar
los detalles personales y los consejos refrendados por la ciencia.
Aunque el lector pertenezca al gremio de quienes consideran que el oficio de ser padres nace de la intuición,
hallará aquí suficientes evidencias como para comprender que la paternidad, cuando se asumen ciertas pautas durante
los primeros meses de vida del niño, también puede enriquecerse a partir de lo que hoy nos dicen la psicología,
la pedagogía e incluso la neurología.
Pese a que en el anterior párrafo subrayo la base científica de esta obra, en realidad no les hablo de un
manual académico ni de un estudio denso y lleno de citas.
Todo lo contrario. El texto es directo, íntimo y ameno, y se estructura con ligereza, como si
cada detalle adquiriese el valor de una pequeña confidencia.
El viaje que las autoras proponen a la madre y al padre tiene un obvio horizonte emocional,
y por eso mismo se inicia durante los tres primeros meses del niño, un periodo en el que la
sensibilidad marca el rumbo a seguir.
La clave propuesta es el diálogo corporal y la comunicación no verbal, que permiten al pequeño
estrechar lazos con sus padres, y al mismo tiempo, alcanzar un desarrollo psíquico sano.
La eficacia de la piel en este diálogo se anticipa a cualquier otro mecanismo biológico.
La piel inspira confianza, sosiego, ternura y cercanía, o por expresarlo con una palabra que
englobe todos esos sentimientos: la piel comunica ese amor que ancla al pequeño en su mundo familiar.
Junto al tacto, el olfato también desempeña funciones esenciales en el bebé, al igual que la mirada.
A ello dedica esta obra otro tramo de sumo interés, en el que asimismo especifica las connotaciones de
la lactancia.
En todo caso, lo que nos hace verdaderamente humanos es el lenguaje, y en ese aspecto, queda
claro en estas páginas que, a partir de los dos meses, la sonrisa se convierte en la puerta de un
nuevo torrente de sensaciones comunicativas.
Hay más: el contacto corporal, que fomenta la atención, contribuye decisivamente en este raudo
proceso en el que las neuronas se ramifican, los músculos faciales se movilizan y el habla empieza
a perfilarse como un corolario imprescindible.
Todo ello es algo que descubrimos ‒o redescubrimos, en caso de no ser padres primerizos‒
en este libro lleno de buenos consejos y sugerencias, ideado para hacer más fructíferos, profundos
y felices esos primeros meses de vida del recién llegado.
Esta obra es el comienzo perfecto para adentrarse en la comunicación no verbal y sus
interacciones entre padres y bebés. En ella la ciencia y el amor van de la mano.
Incluso es muy beneficioso para las madres gestantes que necesitan de una atmósfera agradable para preparar
la bienvenida de su bebé.
Tienes en tus manos una novela única que engloba todas las emociones, un estudio innovador
en el género que resume algunos de los escritos sobre el desarrollo infantil.
En ella se plantea el pequeño cuerpo del bebé como un cuaderno de viaje en el que se escribe la historia
de sus tres primeros meses de vida y que se convierte en libro de lectura para sus padres.
La obra ha sido creada desde la calidez de la relación más primitiva e instintiva como es
la que se establece entre los padres y sus bebés recién nacidos.
Esta relación está narrada con las imágenes más tiernas de los primeros días,
semanas y meses, cuando os vais conociendo poco a poco, sin palabras, pero sí con gestos, miradas,
sonrisas, caricias y ¡abrazos! Los estudios recientes han provocado un abrupto estallido en nuestra
comprensión del desarrollo infantil.
Lo que nos dicen es que los bebés sienten, piensan, hacen, aprenden e imaginan mucho más de lo que
nosotros hubiéramos podido soñar, y se comunican permanentemente a través del lenguaje no verbal con
gestos, sonidos y movimientos. Disponen de una capacidad comunicativa creativa diferenciada de lo verbal.
Con talento y con afán de superación nos dedican su intención de «ser entendidos» mediante el
diálogo corporal. Con la belleza de las imágenes de este libro observamos cómo el bebé logra a través de
su novela corporal la comunicación con sus padres, disfrutando cada momento. Como se suele decir,
«una imagen vale más que mil palabras».
Si hay algún libro que merece la pena más tiempo que mi sueño son aquellos de educación porque
siempre se puede aprender de ellos algo nuevo y eso me encanta.
Este ejemplar de la editorial Pirámide llegó a mí y me ha gustado tanto que ojalá me
lo hubiera leído con mi primer hijo,
pero ... ver más conmdemadre
Últimamente he estado leyendo mucho acerca de la comunicación con el bebé, y
la importancia de saber escucharlo y comunicarnos con él, sobre todo he
investigado sobre los primeros tres meses de vida.
Hay ciertas cosas que todas las madres deberíamos tener en cuenta y conocer,
posiblemente nos ayudarían a responder mejor a las necesidades de nuestros hijos.
El problema es que muchas veces "no escuchamos al bebé", como consecuencia de ello
no interpretamos sus señales y no respondemos adecuadamente a sus necesidades.
Me hubiese gustado mucho saber algunas de las cosas de las que hoy te voy a hablar antes de ser madre,
ojalá te ayuden como me han ayudado a mí.
... ver más pequefelicidad