Populares en la zona de juegos de los centros comerciales y en los parques de atracciones. Las pelotas de colores son perfectas para entretener y divertir a los niños tanto en casa como al aire libre, podéis incluso crear un mar de bolas donde zambullirse ¡Cuantas más, mejor!
La palabra mágica en el aprendizaje de los pequeños es jugar, jugar y jugar, ya que el juego es
el trabajo del niño. Experimentar ensayando las cualidades de las cosas y de las situaciones.
Ejercitar la voluntad para sortear con éxito las primeras dificultades, es fomentar la capacidad
de afrontar la adversidad por los caminos de la vida. Este concepto el Dr. B. Cyrulnik denomina
resiliencia.
Para dar este paso la mejor actitud que podemos tener es motivar al pequeño con aquellos
juegos que le apasionan abandonando la intención de dirigir cómo jugar.
El niño se siente liberado cuando juega y se divierte, y será entonces cuando podrá dedicarse a
actividades de tipo cognitivo y de aprendizajes. Estas se convertirán en nuevas fuentes de
organización emocional.
Las diferentes actividades de juego, manipulación, diálogo y regulación asi como todas las reglas y
normas ligadas a las experiencias vividas en los medios en que se desenvuelve el niño, nos darán la
oportunidad de favorecer, en el pequeño, la toma de conciencia de su propia actividad mental,
dotándole de una conciencia de sí mismo como ser independiente que puede pensar y conocer el mundo
que le rodea.
Las conductas exploratorias del niño, que le llevan a buscar activamente ponerse en contacto con los
objetos y hechos de su entorno, son las que le permiten demostrar su actividad cognitiva temprana.
La labor de los padres y profesionales es crear juegos de exploración sencillos y fáciles de realizar
como pilares básicos para el desarrollo temprano de la mente.
El juego es la mejor vacuna cuando comienzan a aparecer los celos, la ansiedad,
el orgullo, y la frustración. Según se manejen estas manifestaciones se conseguirá elevar
o disminuir la confianza del niño en sí mismo.
Por momentos desea estar “pegado” a mamá y al segundo quiere hacerlo todo “solito”.
Una forma de atender las necesidades emocionales del niño es dedicar tiempo al contacto físico:
abrazarlo, contener su furia, acariciarlo y besarlo siempre que se pueda.
Él está consciente y muy atento en la forma como los adultos le demuestran los afectos tanto hacia él, como a la pareja o a otros miembros de la familia y así, aprenderá a expresar sus emociones por medio de la imitación.
La filosofía de nuestro modelo Educar con Abrazos de Amor® es: El “SER”, el “ESTAR” y el EXPERIMENTAR” del niño pequeño en el mundo. Respetar su SER individual. Enseñar lúdicamente el saber ESTAR en la sociedad. Favorecer la posibilidad de “EXPERIMENTAR” en la práctica, viviendo día a día su propia experiencia con atención plena, indispensable para una concentración sostenida.
El niño previamente tuvo que manipular todo tipo de material e intentar crear
algo para entender y disfrutar de la creación en sí, a través de la amorosa valoración paternal.
Saber disfrutar del arte, artesanos de la pedagogía. No solo saber qué pintar, sino
saber disfrutar y saber el porqué a la hora de elegir un cuadro u otro.
Por tal motivo, el niño tiene que tener un previo conocimiento de la estética, conceptos
espaciales, perspectivas y colores. Tanto el arte en sí, los colores, figuras, música, baile y
melodía, como los gustos y sensaciones táctiles están relacionados totalmente con la experiencia
vivida desde edades tempranas. Los recuerdos de las sensaciones agradables o desagradables vividas
en la infancia nos hacen recordar, volviendo a la memoria un olor, un sabor.
El placer en el disfrute del arte, por el solo hecho de disfrutar, significa calidad de vida.
Saber disfrutar con todos los sentidos en un ambiente agradable, con actitudes positivas y con sentido de humor.
Estas conductas se aprenden a través de la experimentación y las experiencias vividas al imitar las conductas
familiares Tener capacidad de discriminación entre el
placer y el displacer. Ir descubriendo el proceso vivido en la experimentación, vivenciar situaciones y
emociones como: enfado, tristeza, miedo, sorpresa, felicidad, disgusto. Todas estas experiencias enriquecerán
su mundo emocional.
En la manifestación de estas emociones intervienen los gestos espontáneos y adquiridos. El proceso vivenciado
interviene en el estado de equilibrio emocional del niño tan necesario para el desarrollo de la inteligencia.
Según las últimas investigaciones existe un cociente emocional que sería tan importante como el cociente
intelectual para poder desarrollar una conducta inteligente.