“Dar a luz es dar vida, vivencia, ternura, simpatía, resonancia infinita del amor
que habita en el silencio.” (Dr. Jorge Carvajal )
En principio, estarás más sensible porque tu bebé te convertirá en una investigadora
de tus propias sensaciones.
Al observarlo a él, aprenderás a observarte a ti misma, él te llevará a estar más
conectada con lo que sientes, y este registro sensible te permitirá actuar de otra
manera, de un modo más sabio en la crianza.
Al estimular a tu bebé tienes la posibilidad de vivir la experiencia de tu propia estimulación;
Al relajarlo, la de tu propia relajación.
Como tu bebé, tú también tienes derecho a descubrir el mundo con ojos renovados.
Disfruta del momento emotivo que se vive en este instante, mantén tu atención plena centrada
en la comunicación no verbal.
¿Hay algo más hermoso que la sensación de que alguien se interesa por nosotros?
Es maravilloso saber que somos importantes en la vida de alguien. Una caricia, un abrazo,
un beso fugaz, son sensaciones de felicidad que anhelamos todos.
Cuando menos lo espera mamá, papá, la abuela, la tía…. Lo cogen en brazos. Al cogerle tantas manos diferentes se percata de sensaciones más o menos agradables. Manos suaves, fuertes, cuidadosas, ansiosas, miedosas, decididas, tímidas, frías, calientes, ásperas, amorosas ….
Acuéstate sobre la cama, sofá o una colchoneta donde te encuentres cómoda y relajada.
Coloca el bebé sobre tu cuerpo para que pueda oír los latidos de tu corazón,
oír tu voz cálida y sentir tu mirada llena de amor.
Verás cómo se calma y será el bebé más feliz del mundo.
Hay algo importante a tener en cuenta a la hora de jugar con los más pequeños:
la edad en la que se encuentran para no sobre estimularles y no llevarles a la
sobreexcitación, tan perjudicial para la estabilidad emocional de los bebés.
A los niños hay que darles siempre la oportunidad de progresar de forma espontánea
por esta razón la observación se convierte en algo imprescindible cuando se trata de
jugar con los pequeños. En el momento de observar hay que tener en cuenta tanto el
desarrollo motor e intelectual del niño como el estado emocional en el que se encuentra
en el momento en el que se va a iniciar el juego.
“Entre los cuerpos de mamá, papá y el bebé se va tejiendo una red amorosa y sensible.
Una piel que acoge al nuevo vínculo y como toda piel necesita estímulo y cuidado.”
Los masajes estimulan el sistema inmunológico del bebé y le protegen de las enfermedades,
además que le hacen sentir valioso y querido. La pregunta que a menudo nos plantean las mamás
de nuestros grupos a cerca de los masajes es cuándo, cómo y dónde ….
¡¡¡NO TE AGOBIES!!! Nadie mejor que tú para elegir el momento.
El momento ideal para realizar el masaje a tu bebé es aquel en el que sientas dentro
de ti la paz interior que deseas transmitir a tu pequeño. No importa si es por la mañana,
a medio día o por la noche.
Otro punto que hay que tener en cuenta es que el bebé se encuentre predispuesto a recibirlos,
nadie mejor que tú para elegir este momento ya que en tus manos se prolonga tu corazón para
dar nacimiento a un nuevo proyecto corporal.
Apoya tus manos extendidas sobre el pecho del bebé; las dos se mueven a la vez, describiendo
un gran círculo sobre su pecho con unas tiernas caricias.
Puedes hacer de una a tres veces.
Sube deslizando una mano hacia el hombro opuesto, cruza en el pecho del bebé y detén el movimiento;
seguidamente, levanta la mano para volver a la cadera.
Mientras tanto, comienza el movimiento de la otra mano hacia el hombro opuesto; una mano detrás
de la otra como olas que va y vienen.
Puedes hacer de una a tres veces.
Con un ritmo lento y constante desliza tu mano con suavidad cubriendo el pecho hasta llegar al
vientre, donde debes ejercer una ligera presión que dure un segundo. Levanta esta mano y
comienza entonces con la otra el mismo movimiento de arriba abajo. Una mano va detrás de la otra.
Puedes hacer de una a tres veces.
Pasa la mano por toda la espalda hasta los pies.
Espalda, nalgas, muslos, las corvas hasta los talones. Siempre con un ritmo lento y suave.
Puedes hacer de una a tres veces.
Con las dos manos sujeta suavemente los muslitos del bebé bajando con ligeros torsión con
las manos, como si exprimieras una naranja, mientras desplazas ambas manos hacia los
tobillos y nuevamente vuelves a comenzar por el muslo.
Al terminar pasa las palmas de tu mano sobre la planta del pie del pequeño con
todo el amor de tu corazón.
Puedes hacer de una a tres veces.
Toma suavemente el bracito del niño con las dos manos, lo más cerca posible del hombro.
Entonces, ejerce un ligero movimiento de torsión alrededor de él, con las dos manos a la
vez pero en sentidos contrarios- como si trataras de exprimir una delicada naranja-.
Recorre su brazo hasta llegar a la muñeca, para volver a iniciar el movimiento desde el hombro.
Para terminar acaricia los deditos del pequeño uno por uno.
Puedes hacer de una a tres veces.
Siéntate en el suelo o sobre la cama con las piernas dobladas y coloca a tu bebé sobre
tus rodillas sentadito sujetándolo firmemente.
Puedes realizar las veces que quieras y que el bebé esté dispuesto. Nunca le obligues a
jugar si no quiere, espera otro momento.
Mientras le cantas una canción, acerca tu cara a la suya despacito y aléjala de la misma forma,
mírale a los ojos y muestra una gran sonrisa.
Si no quieres cantar puedes contarle lo mucho que lo quieres y lo feliz que te sientes con el
calor de su cuerpecito.
A través del juego, de una forma divertida y amena, el pequeño experimentará que también puede
disfrutar al alejarse de mamá. Este juego poco a poco irá preparándolo para el momento en el que
comience la etapa de “la separación de mamá” en el segundo semestre.
Todos aquellos juegos donde el bebé puede estar en posición vertical, que sean solo por un ratito,
le ayudarán a ver el mundo desde otra perspectiva y experimentar la diversión en su día a día.